Bordeaux es el bar donde se me puede encontrar casi todos los viernes y en menor medida los sábados a la noche. Empezamos a frecuentarlo en marzo, llevados por el duque. El bar está sobre Av. Meeks, casi esquina 25 de Mayo, casi en frente de la estación. Esto es Temperley, claro.
Los personajes frecuentes, por lo menos en nuestra mesa, son Iván (24), el duque (18), Aarón (18), Rosario (18) y yo (20). Claro que siempre hay variantes y agregados. Huguito (19), amigo del Duque viene seguido ultimamente. Mi novia (19) y
Caco (21) también son adiciones ocasionales. Juan (60) es el dueño, le grabamos varios cd's para que pase menos Los Cafres y La Bersuit y suene más Led Zeppelin y Queen.
Ese es el marco. Ayer Aarón tenía páginas y páginas de documentos para la creación de una sociedad civil. Largo rato se debatió acerca de qué armar una sociedad civil. La primera idea sólida fue crear
Amigos de los nombres de los monumentos. Esta sociedad se encargaría de copiar todas las inscripciones de todas placas de bronce de todos los monumentos de la ciudad y resguardarlas temiendo que el robo de las placas de bronce termine por enterrar en el anonimato a todos los monumentos de la zona. La segunda es
Amigos de Bordeaux, que nos sería de utilidad como aparato de lucha para cuando la municipalidad cierra el bar como pasó en junio-julio de este año. Se pasean otras propuestas que tampoco convencen del todo (como
Amigos de la opinión acerca de que la música siempre fue algo bastante pelotudo). La última en ponerse en juego es
Amigos del asfalto, ferviente opositora de los grupos defensores del empedrado. Su función: joder a los vecinos de Banfield cheto.
Aarón y el duque preguntan sobre estrategias de levante. Claro que mi inédita situación monógama actual me otorga la impunidad de poder exagerar acerca de mis dotes seductores. En esta charla quedan concentradas la mayoría de las boludeces que se dijo en la noche. Rosario se fue muerta de cansacio, Iván la acompañó (son novios). Yo confesé: "mi problema con las minas es que yo sólo sé jugar de contrataque... y es difícil que a uno lo ataquen". Duque dice que somos demasiado femeninos como para conquistar mujeres (¿o acabo de pensarlo y se lo atribuyo?). Incurro en más (¡oh fecundísimas!) metáforas futboleras. El duque me devuelve una pregunta que yo le tiré unos meses atrás "¿cómo te bancás toda la violencia del primer acercamiento?". Pienso para mí que mi adolescencia hubiera sido más feliz de haber sido un poco más troglodita, lo justo para no ser tan mojigato.
A la vuelta en el remis Iván, Aarón y yo discutimos acerca de quien vive en el lugar más accesible de los tres. El certamen me señala como claro ganador (vivo a dos cuadras de una avenida importante), deja en el segundo puesto a Iván y pierde Aarón, más por ser Aarón que por los datos objetivos.