viernes, 21 de mayo de 2010

Vida de Piccolomini y muchos otros

“Yo no sé qué cosa me sucede y qué destino me urge, es un hecho que no logro sustraerme de la historia y usar mejor mi tiempo. Muchas veces me he decidido a rechazar las ilusiones de los oradores y poetas, y aplicarme a un trabajo con el que logre poner a seguro mi vejez de los caprichos de la suerte, y así no vivir al día como las fieras y los pájaros. Si hubiese puesto buena voluntad, no me habrían ciertamente faltado ocasiones de estudios capaces de enriquecerme y de hacerme amigos. Y no sólo buscaba persuadirme a mí mismo, estaban también mis familiares que no se cansaban de repetirme: ‘Enea, ¿qué haces? ¿Serás tan solo un poeta por el resto de tu vida? ¿A tu edad no te avergüenza no tener ni campos ni dinero? ¿No sabes que a los veinte años es necesario ser grande, a los treinta, prudente, a los cuarenta rico? ¿Que, quien ha traspasado este límite, ha perdido la partida?’. Me recomendaban pensar que los cuarenta estaban a la puerta, que debía meterme en la primera cosa que se me presentara. Muchas veces, dí mi palabra y prometí que habría de seguir los consejos; vía a los libros de los oradores, vía las historias y toda obra del género, debía librarme de ello como de cosa nociva. Pero como ciertos volátiles que no saben abandonar la llama de la candela, y se queman antes de estar a tiempo de huir, así yo retorno a mi mal que será mi ruina; solo la muerte –lo veo- podrá liberarme. Pero, si este es mi destino, si no sé hacer aquello que querría, buscaré meterle poder y voluntad. Y si la pobreza me amenaza, y bueno, rico o pobre, viviremos hasta la muerte, la pobreza es fea para los viejos, aunque más triste es todavía para los que además son ignorantes. Un pobre como un rico pueden ser sanos de cuerpo y mente. A mí esto me basta, y otra cosa no quiero. Permita Dios, máximo y óptimo, que yo goce en buena salud de aquello en lo que me he metido, y me conceda mente lúcida, un vejez digna y no privada de poesía.”

Enea Silvio Piccolomini, Commentarii de gestis Basiliensis Concilii