domingo, 6 de septiembre de 2009

Nota para una posible teoría del rol

Parece obligatorio que todo artículo sobre masterear rol proponga (imponga) como máxima la diversión. Una frase equivocada, repetida y rebatida hasta el hartazgo: "el propósito del juego es divertirse". Otra no menos usual: "Lo importante es que tú y tus jugadores se diviertan".

"El propósito del juego es divertirse" equivale a decir "el objetivo de la vida es ser feliz". No es una orientación errónea, pero sí es superflua, y como siguiéndola inocentemente podría pensarse que la diversión es una meta directa, fácilmente accesible, termina siendo una orientación errónea. Es necesario advertir que la risa idiota conduce al tedio y que sin el cumplimiento de pequeños pactos cooperativos el juego se vuelve demasiado previsible y repetitivo.

Todo jugador de rol debería saber que una partida, como cualquier pieza artística, se disfruta en un arco mucho más amplio que el de la diversión, y que ciertamente necesita de un compromiso importante para ser disfrutable.

La narrativa del rol demanda que master y jugadores suspendan la sensación de divertimento que les causa el estar jugando por lapsos considerablemente extensos. Si siempre se mantienen atentos a la medida de su goce, entonces no podrán involucrarse en la historia ni en su rol, fallas que condenan una partida al anecdotismo o al clisé (no es la única vía, no obstante). Las mejores partidas preocupan, cortan el aliento, te hacen sentir mal, te dejan molesto, pensando. Y cuando se termina la sesión la excitación se desborda. Como cuando baja el telón los actores se abrazan tras bambalinas y el público excitado comenta desordenadamente en el hall sus partes favoritas.

El rol, sin embargo, es mucho mas flexible, está lleno de pequeños intervalos que van liberando esa tensión y además la cuota inevitable de metaroleo distiende la suspensión total del percibirse jugador. Esto no hace imposible el desenvolvimiento de una trama y sin duda alcanza para equilibrar las decisiones de los jugadores con las resoluciones del master (los elementos externos de la historia que la van creando constantemente).

La figura propicia para contraponer a la máxima del divertimento es la imagen nietzscheana de la seriedad con que el niño juega, una imagen repetida claro, pero no por eso menos necesaria para cambiar el punto de partida que por lo general ofrece la teoría berreta.

martes, 1 de septiembre de 2009

Puan, banalidades y rol (de lo que se trata este blog desde hace meses)

Obviemos los objetivos incumplidos del post anterior. Move on.
Obviemos la necesidad de articular un discurso.
Dejemonos llevar por la voluptuosidad del fragmento, la única forma de escribir durante la era encapotada del horror al bloque de texto.

Es un cuatrimestre bonito. El calor y las amistades inevitablemente se combinan con la cerveza en el patio. Busco trabajo de docente, estoy en el proceso de los trámites.

Los últimos tres días estuve volviendo a escuchar los temas de Zambayonny que tengo. Cuando tenía 17 años escribí un poema a la luna que constaba de una acumulación de imágenes fallidas (junto a la justificación de su ineficacia) hasta el final que decía algo así como: "a la luna, como a una mujer cortejada demasiado a menudo, no se le puede decir nada bonito sin quedar como un boludo". Zambayonny tiene un tema que es lo que yo hubiera querido hacer bien con ese poema. Puteamos a la luna porque concentra la envidia que le tenemos a toda la tradición poética. Porque todos hubieramos querido ser los primeros en cortejar a la luna.

Volvió Oots. Es tan perfecto, cada tira nueva me hace volver al archivo. Uno de mis momentos favoritos es el asesinato de Kubota por el Desintegrar de Vaarsuvius (sí, tapo los spoilers, como si algun lector de este blog siguiese Order of the Stick y pudiera no haber llegado a la actualidad). Deleite: la frase "ese bigote no lo ayudo mucho". La identificación con V es inevitable, siempre tuve afinidad por los magos en D&D. Pero sobre todo ese momento, cuando su obsesión por el estudio de la magia lo convierte en un extraño para sus compañeros (un must de cualquier asceta que se precie de tal, pero llevado adelante con maestría y altas dosis de genre savvy), me interpela horriblemente. La arrogancia y la conducta semi obsesiva son cosas que no me son completamente ajenas. Vaarsuvius igualmente vuelve de la transgresión de su areté, pero a qué precio. Un motivo trágico es un zapato muy grande para cualquier hombre que no sea deportista de alto rendimiento o artista, mucho más para un tibio estudiante de letras, teacher wannabe, como yo, pero a veces pienso en excesos de temperamento que he cometido (no tan lejanos) y temo que mi lengua me ponga la soga al cuello.

No tengo nada demasiada productivo encima, pero estoy anotando cosas en mi nuevo cuaderno, almacenando ideas para otro momento. Ahora solo puedo regodearme en lo que consumo. Me paraliza la genialidad ajena, pero de un modo genial, eh, muy muy gozoso. Creo que nunca fui tan buen lector como ahora, tan feliz como lector, quiero decir. Buen desliz. Ser un lector feliz puede ser el deseo de cualquier lector inteligente.

Leo una firma de una foreuta de forofyl y veo una frase muy bella de J. Busco la fuente y me enfrento a un thread de Historia de 10 páginas. tl;dr, pero, a partir de los fragmentos que citan ariel y peperina (los unicos dos post que leí) me entero de los horrores que han sido tipeados. El post de ariel, como la mayoría de ese estilo (no es un secreto para el que frecuenta el foro que ése es su género matador) es una belleza, pero no entiendo cómo puede tener la energía para contestar tamañas forradas. No soy proclive a redactar un posteo que dure la mitad que una entrada como esta y soy llanamente incapaz de contestar una posición tan irreconciliable. No es por falta de convicciones, es por debilidad. Palabras así agotan. Responsabilizo a mi falta de belicosidad. También me pasa que escribo respuestas encarnizadas y despues... no las posteo. Antes de apretar el botón de Enviar me digo "¿para qué?". Una suerte de abulia, falta de vocación de caballero blanco, una nausea que pide dejar pasar la idiotez, obviar el desacuerdo, ignorar la ignorancia. Hay un fragmento de Lo Neutro que explica bien esto. Pero ese continuo de olvidos sedimenta en una pelota de mierda cerca del estómago. Y una reducción del cerebro, probablemente.

Hacía bastante que no me salía un post tristón estando, en lineas generales, alegre en la vida real.