lunes, 6 de noviembre de 2006

De llagas y dedos torpes

Para quien todavía no lo sepa, les comento que tengo una habilidad natural para pisar la baldosa floja el día de lluvia, morder la manzana podrida del cajón, comer un huevo y sentir mientras mastico la peculiaridad capilar de un pelo nunca buscado. ¡Les juego una pera de olmo a que si fuera gato me tropezaría todo el tiempo con mi quinta pata!

Colegio Inmaculada Concepción de Lomas, año 2003, me gusta una compañera de curso y, en una hora libre, ante el roproche de que soy un quejoso (estaba quejandome de lo absurdo que me parecía el concepto de 'contaminación visual) le digo:
-Las cosas que más me enervan son las que se contradicen y a nadie le importa. Como las cucharitas esas de plástico del café de maquinita. El concepto de cuchara incluye un cuerpo redondeado para poder revolver el azúcar. Aquello es un palito y no revuelve, deja todo el azúcar abajo. ¿Para qué querés un cosito así? Pero nadie se queja... Esa debe ser la cosa que más detesto en el mundo.
-Mi papá tiene una fábrica de esas cucharitas -me contesta ella.
Como podrán adivinar, mis intenciones de salir con ella no prosperaron. Pero esta es sólo una de las veces en las que sin querer di en el clavo y en mi dedo gordo con el mismo martillazo.

Recuerdo otra vez en la que fui a conseguir cambio al kiosco de una cuadra de casa y al ver salir a una chica prominente le hice una seña cómplice al kiosquero (los kiosqueros, peluqueros y vendedores ambulantes me despiertan cierto espíritu de camaradería masculina que no puedo explicar, confieso que me instan a varias manifestaciones trogloditas que en algún lugar de mi ser debo alojar, pero que si no fuera por ellos no saldrían a flote). Este me contestó secamente: "está grande Patricia" (era su hija de 15 añitos)...
Hay otras anécdotas que callo por ser más trágicas y recordarlas podría afectar mi relación con potenciales visitantes de este espacio (al fin y al cabo el blogger también tiene espíritu de autoconservación).

Mi amigo Matías se divierte mucho cuando le cuento de estas situaciones incómodas efectuadas por comentarios inocentes, pero se olvida que mi amistad con él empezó con un episodio de esta clase. Tuvo la desgracia de decir, textualmente, en una conversación con mi madre: "... es que los remiseros son todos chorros". Mi papá es remisero y mi mamá no deja pasar una.

Por otro lado, y hablando de mi progenitor, muy interesante es la historia que me reveló hace poco sobre la primera vez que mi madre accedió a salir con él. Nilda (mamá) lo esperaba en la estación de Temperley para ir con él y unas amigas a una quinta en Monte Grande. "Oscarcito" (como se refiere él en estas historias ambientadas a mediados de los 70's) iba en el colectivo hacia la estación cuando vio subir a una "mina estrordinaria". La estuvo "chamuyando" todo el viaje y al parecer fracasó. Bajó del colectivo, sacó boleto y no supo dónde esconderse cuando bajó al andén y vio a la beldad del bondi saludar a mi mamá. La "mina estrordinaria" era Mirta Violante (todavía hoy amiga de mi mamá) y ambos mantuvieron en secreto la anécdota hasta un poco después del matrimonio.

¿Será una maldición de mi linaje?

10 comentarios:

Ailin dijo...

Yo soy experta en espantar hombres.
Les hablo de otro. Me sale solo. Es terrible, no lo puedo evitar. No le digan a nadie!!!

Mizelmar dijo...

Suele pasar...y sí, también soy todo un experto en este tipo de situaciones, va una a modo de ejemplo:

Baño del colegio nacional de San isidro, año 2005, en una de esas especies de cabinas de los baños de colegio:una amigo, en la de al lado:yo. Ambos con la mano apoyada contra la pared como corresponde, hablando de cabina a cabina acerca de las bondades de una amiga de ambos (q me gustaba bastante) y de su velocidad en cuestiones amorosas. Al terminar ambos nuestras necesidades, salimos de las cabinas, y fuimos a lavarnos las manos..cuando oh sorpresa! vemos salli de la cabina q estaba la lado de la mia nada mas y nada menos q... al hermano de la chica en cuestion!...por supuesto lo saludamos y seguimos viaje como si nada hubiera pasado, conteniendo la verguenza y la risa...

y asi muchas más, es un derrotero sin fin

lo compadezo...

Marco Cartolano dijo...

Todo depende del contexto de enunciación... OOOHHH SI!

En nuestro pequeño mundillo psicobolche... el antiheroe vende... el torpe es simpático... y el ridículo es gracioso.... ES SOCIOLOGICAMENTE así...

Rubinich, un profe de socio, contó una anecdota de similar estilo de las tuyas. Contó que en medio de una reunión muy muy culta, por la noche, en la casa de algún reconocido escritor/intelectual cometió un traspié. Exactamente fue eso un traspié. En un intento de demostración de todo su bagaje cultural terminó estrellado. Un disco sonaba y el intentó acercarse al equipo de música diciendo "Este disco es uno que..." y a mitad de la frase tropezó con la alfombra y cayó. Lo que contaba como curioso es esto que te comentaba más arriba, la fiesta toda vió la caída, pero a partir de ese hecho fue el centro de la reunión... no por "conocer la música que sonaba" sino por el porrazo...

Extraño mundo este... extraño... Mismo suceso en un primario o en un secundario hubiese sido IMPERDONABLE! y nos hubiese perseguido por el resto de nuestro días...

Abrazo ZQL... aguante el BLOG VERDE y POPERO!

Anónimo dijo...

Juas, muy gracioso.

¿De dónde sacarán su poder los tropezones?. No importa que tan bien hayas maniobrado tu imagen: tropezar es, inevitablemente, una tragedia socio-cultural. Es increible. Es como si el solo hecho de no haber estado completamente atento a los eventuales contratiempos que tu pie -en su sano recorrido- pudiese encontrar, te convierte ipso facto en un sub-humano, infradotado, merecedor de las peores calumnias y castigos culturales, condenado a la marginación y hasta el suplicio físico porque nada, ABSOLUTAMENTE NADA ES MÁS PELOTUDO EN ESTE ANCHO MUNDO DE HOLOCAUSTOS Y BOMBAS DE HIDRÓGENO que tropezarse como un gran boludo y quedar como un perfecto imbécil.

Y bueno. A veces es más dificil.

Saludos, verde.

-J.

chicoverde dijo...

Una chica una vez me dijo que en la vía pública uno sólo puede reirse, caerse o reirse de los que se caen.

Anónimo dijo...

Che, stuve sperando q te conectes pero no. Y mejor salgo a caminar la ciudad que estos papeles no se van a mover solos.

Pero Laiseca estuvo el sabado en la facu. Te tiro esa puntita nada más.

Anónimo dijo...

oh, a mí me pasa lo mesmo todo el tiempo.

Una vez, en una reunión familiar, le dije a mi progenitor: "tus novias seguramente eran unos bagres, si se llamaban ..., Norma, ..., o no?" Hete aquí que estaba Norma, la madrina de mi hermanita. Todos se empezaron a reir, mas yo no me había dado cuenta.

Me pregunto quién será la chica que te dijo eso.

(los kiosqueros, peluqueros y vendedores ambulantes me despiertan cierto espíritu de camaradería masculina que no puedo explicar, confieso que me instan a varias manifestaciones trogloditas que en algún lugar de mi ser debo alojar, pero que si no fuera por ellos no saldrían a flote)

camaradería masculina, me reí mucho.

Te mando un beso, Vila.

chicoverde dijo...

oh, cecilia, por suerte ella está enterrada en el pasado

:)

Anónimo dijo...

Y si paso chivo en el refugio, paso acá (menos mal que te hiciste un blog más mundano, en el otro creo que no me animaba)

http://z8.invisionfree.com/NAMBLA_UndergrounD/index.php?showtopic=339&view=getnewpost

"Periodismo mordaz"

No, si yo a veces me inspiro y soy una luz......

chicoverde dijo...

nota a cecilia: en mi último comentario entendi por "eso" el comentario de la chica de las cucharitas. A la otra jamás podría enterrarla ;)





nfczrdm