Este año facultativo tuvo reveses intensos. Después de la apatía general del año pasado recuperé buena parte de la emoción por la disciplina (sí, tal cosa existe). Fundamentalmente lo que me revitalizó fue Española I, es claro en varios posteos de principios de año, pero también Filosofía del lenguaje me atizó con el desafío de sus textos/clases/guías incomprensibles. Desde el inicio del año al final del primer cuatrimestre deje atrás el gusto a poco que me había dejado el segundo cuatrimestre del año pasado.
Este segundo cuatrimestre (bloguerilmente el más seco en entradas, y solo una puan-related) fue muy tranquilo y (¿palabra didáctica?) enriquecedor. Vedda fue un golazo, lo disfruté hasta la última gota, aun en mis desencuentros con ciertos aspectos de sus clases (desencuentros que por cierto se viven con cualquier profesor, pero bueno, lo digo subrayando que no vivi una identificación absoluta con él). Siglo xix fue muuuuuy aburrida, pero aprendí varias cosas que, por algún motivo que no termino de cerrar, tenía la necesidad de aprender. Fue una experiencia equivalente a obligarse a aprender a cocinar o a bajar de peso. 100% autocomplacencia.
El viaje a Neuquén y otras actividades me acercaron un poco a la vida política y social de la carrera, de la que nunca fui ausente pero sí me había alejado bastante.
Más allá del crecimiento académico sostenido, este fin de año tiene la forma de un progreso importante en cuanto a "grandes pasos" en mi formación. Suena un poco estúpido, pero de algún modo siento que abandono ciertas concepciones amateur que hasta hace poco me servían, pero que me dejaron de funcionar, y que me encuentro en el pasaje hacia una etapa bien pro.
Es algo diferente a conseguir buenas notas. Es una consecuencia de hacer los propios recorridos por la bibliografía de una materia sin pensar en la aprobación directamente (esto, fundamentalmente, con el seminario) y de debatir convicciones propias sobre materiales comunes. Esto perfectamente combinado en el grupo de narratología.
La prueba de fuego para ver si este cambio es real o ilusorio es la meta de preparar monografías finales pesadas para estas vacaciones. Primero, Siglo xix; y en Enero y Febrero, Siglo xx.
El tiempo está dejando lentamente el yugo de chronos y parece vitalizarse en un kairos indomable.
Este segundo cuatrimestre (bloguerilmente el más seco en entradas, y solo una puan-related) fue muy tranquilo y (¿palabra didáctica?) enriquecedor. Vedda fue un golazo, lo disfruté hasta la última gota, aun en mis desencuentros con ciertos aspectos de sus clases (desencuentros que por cierto se viven con cualquier profesor, pero bueno, lo digo subrayando que no vivi una identificación absoluta con él). Siglo xix fue muuuuuy aburrida, pero aprendí varias cosas que, por algún motivo que no termino de cerrar, tenía la necesidad de aprender. Fue una experiencia equivalente a obligarse a aprender a cocinar o a bajar de peso. 100% autocomplacencia.
El viaje a Neuquén y otras actividades me acercaron un poco a la vida política y social de la carrera, de la que nunca fui ausente pero sí me había alejado bastante.
Más allá del crecimiento académico sostenido, este fin de año tiene la forma de un progreso importante en cuanto a "grandes pasos" en mi formación. Suena un poco estúpido, pero de algún modo siento que abandono ciertas concepciones amateur que hasta hace poco me servían, pero que me dejaron de funcionar, y que me encuentro en el pasaje hacia una etapa bien pro.
Es algo diferente a conseguir buenas notas. Es una consecuencia de hacer los propios recorridos por la bibliografía de una materia sin pensar en la aprobación directamente (esto, fundamentalmente, con el seminario) y de debatir convicciones propias sobre materiales comunes. Esto perfectamente combinado en el grupo de narratología.
La prueba de fuego para ver si este cambio es real o ilusorio es la meta de preparar monografías finales pesadas para estas vacaciones. Primero, Siglo xix; y en Enero y Febrero, Siglo xx.
El tiempo está dejando lentamente el yugo de chronos y parece vitalizarse en un kairos indomable.
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