viernes, 16 de marzo de 2007

Lápices y lapiceras




Creo que conozco gente sólo para esperar el momento en que, guiados por algún impulso de tía o abuela, me miren la mano mientras escribo y, con el horror honesto y a la vez fingido de una maestra de primer grado; pregunten "¿¡cómo agarrás la lapicera!?"

La imagen habla por sí misma, aunque mi dedo gordo no es tan enorme como parece y creo que el índice y el "corazón" (mejor conocido como mayor y aún mejor conocido como faquiu) me quedaron demasiado alto, lo mismo de extrafalario debe resultar para el resto de la humidad.

Uso la lapicera así desde que me acuerdo. Puedo agarrarla de la forma convencional pero me incomoda, me enlentece y me sale una letra mucho mas fea que la de siempre. Igual a veces lo hago porque me siento Shakespeare cuando veo mi mano así de inclinada. Fuera de eso, con mi usanza practicamente las dibujo a las letras, tengo más control de la pluma; de la otra forma me pesa la mano y se me escapa la letra.

Atención: Si me cruzan y son observadores podrán notar una sobrecubierta de tinta negra permanente de lado de afuera de mi meñique derecho.