lunes, 23 de septiembre de 2013

Semblanza de ¿Querés Turrón? (con link de descarga)

Acá está toda "¿Querés Turrón?".

"¿Querés Turrón?" fue una revista digital, ultra pendeja, medio bizarra y bastante gasolera, que llevé adelante con amigos entre Agosto de 2005 y Abril de 2007. 10 números salieron de esa aventura. La semana pasada la encontré en un back up viejo y me pareció que la tenía que poner en algún lado (ya hace años dejé de pagar el hosting y ni siquiera renové el dominio de nic.ar la última vez). Algunas veces me había planteado volver a subirla. El freno principal para no haberlo hecho antes fue que casi todo lo que escribi ahí (como casi todo lo que hice entre los 18 y los 20 años, supongo) es un quemo. Quizás ahora, a más de 6 años de la última vez que salió, me resulta más fácil aceptar con cierta condescendencia la ingenuidad de esos años.

También habría que entender algunas cosas para hacerle justicia.

Sí, eramos jóvenes y debemos ser perdonados por ello, pero también hay que pensar en el estado de internet durante esos años. Hoy hay un montón de revistas culturales en formato wordpress que publican crónicas, reseñas, notas de interés general, con trabajo de investigación más o menos serio, buena prosa y onda. En 2005 en cambio la escena de internet la dominaban un montón de sitios feos, muy irregulares tanto en su periodicidad como en su contenido, y, sobre todo, más o menos aburridos. Aunque en su defensa hay que decir que canchereaban mucho menos. El blog era la nueva diva, pero todavía no estaba llegando a su pico de popularidad ni por asomo, y ciertamente no ofrecía las mismas posibilidades estéticas que estas revistas digitales querían explotar. Me parece que la idea que teníamos los que sabíamos algo de html y alguna vez habíamos armado una publicación escolar era que pagando dos mangos de hosting y laburando un rato se podía estar en la web y hacer cosas. Cosas que con el papel no se podía. Entonces la revista digital se transformó en una doble posibilidad: por un lado no tener que salir a fotocopiar fanzines (supongo que es lo que hubieramos hecho de haber nacido 5 años antes) para 20 o 30 que lo compren sino ponerlo gratis a disposición de todo el mundo; y por el otro ponerse a explorar las posibilidades lúdicas del diseño en html. Los cuelgues, los secretos, los botoncitos, eran boludeces fruto de la novedad del lenguaje, si se quiere. Más o menos grasa, más o menos poético, eso fue rápidamente percibido como la marca registrada de la revista y,  en una época en que no había Facebook ni Candy Crush, había lectores (casi todos amigos de amigos) que por esa razón esperaban que les llegue el mail spammeando la salida del nuevo número.

También hay que decir que mucha de la precariedad de la revista, que era mucho más pretensiosa pero también mucho más berreta que otras, se debía a que yo no tenía internet en ese momento (conocí la banda ancha recién a principios de 2006, después de 5 números). Hacer QT entonces, demandaba que yo hiciera todo el sitio en Dreamweave, que produzca la mayor parte del material gráfico haciendo collages con mis propios archivos, para después meter todo en un diskette de 3 1/, ir a un ciber y desde ahí subir todo al host. La cosa se puso más complicada cuando se rompió mi monitor Sync Master y veía cualquier cosa por colores. A pesar de todas las dificultades, las ganas se sobreponían.

La voluntad de QT fue hablar básicamente de todo lo que nos apasionaba, pero con mucho humor, con un tono de entrecasa, o mejor dicho, con el tono con el que un amigo medio payaso se maneja en una reunión en tu casa. Ese tono fue el disparador de la idea de hacer una publicación y las mayores inspiraciones que yo personalmente siempre tuve fue la revista 4 Segundos, un mítico comic de los 90s, aunque no tanto la historieta en sí misma como el material extra que venía al principio y al final de cada número; y la revista Lazer (animación, comics y la corrupción del mundo!).

Hay que decir que antes de esta versión hubo otra todavía peor que salió en 2004, único número. Yo todavía estaba en el secundario. Yo había escrito un editorial muy mersa, una sección descaradamente copiada del "No podés" de la ya mencionada Lazer, una crítica nerd completamente rabiosa de las pelis de El señor de los anillos y un ensayo sobre la piedra movediza de Tandil (éste último sería refritado más adelante). Mi amigo Caco había escrito una "nota" casi ilegible que era más un post de fotolog que otra cosa. También escribió un texto Nahuel Lag, en ese entonces flamante compañero de banco. Vueltas de la vida: hoy es periodista y pluma frecuente de la revista NaN y el diario Página/12 pero supongo que yo publiqué su primera nota (chantaje incoming). Iván prestó un cuento estupendo que ahora él ni debe tener una copia (yo sí). Todo el material que redacté lo hice canalizando en escritura la líbido incontrolable de un pendejo loser en el último año del colegio, nadie tenía puta idea de lo que hacía, pero, che, estamos en internet y no es un geocities! No hubo segundo número.

Pero casi un año después, por insistencia de Julieta, y sobre todo por su voluntad de colaborar, insistí en ese proyecto deforme. Los primeros tres números los hicimos Julieta y yo, con ayuda de Iván. Se nota bastante. Ju inauguró la sección Poemática, la más firme de toda la publicación. Iván asistía técnicamente y, muy importante, era el que tenía cámara digital (hay fotos en la revista que fueron sacadas con cámara de rollo, reveladas y escaneadas!). Seudónimos y notas sin firmar borran un poco las huellas de mi soledad en esa redacción febril de esos  números MENSUALES. Tres no podíamos hacer una revista, pero hacíamos como que sí y más o menos andaba. Con el cuarto número sumamos un nuevo redactor y la cosa empezó a tomar color: la columna del hipocondríaco, escrita por el bibliotecario de mi ex secundaria, mi profesor de taller literario, mi amigo, Pablo. En el siguiente se sumaria Matías a escribir sus desenfadadas y anticaretas críticas de cine y a partir de ahí vendrían algunos colaboradores más (Ezequiel Acevedo, Clara Sabat, seguro olvido a alguien). La mejor formación (?) fue la del último número, el único para el cuál hubo una reunión de staff, un esfuerzo de producción considerable y un rediseño no tan asqueroso. Se sumó Ailín para ayudarme con SIMIOS y Guada para prestarnos sus increibles fotos. Pero hizo falta que la cosa se pusiera un toque menos amateur para que todos colgáramos y la revista nunca más vuelva a salir.

En ese poco más de año y medio que la revista salió hubo un público fiel de amigos y conocidos que la bancó. Todavía atesoro muchos mails con devoluciones cariñosas y sagaces, cosa que no está mal releer a diferencia de mis editoriales, que me dan bastante vergüenza propia/ajena. Más increíble aún, algunas personas que llegaban de forma completamente azarosa a la web se llegó a enganchar, al punto de escribirnos mails considerablemente extensos (aunque de esos había más hace 6 o 7 años, bah, yo por lo menos hace mucho que no recibo ninguno). Mucha gente me siguió preguntando, pasado un año y más, cuándo iba a salir el #11. Todavía más loco: cuando el año pasado se publicó mi libro de poesía, un flaco que de casualidad cayó en la casa editorial se lo compró y le comentó eufórico a Juan, el editor, que me conocía de una revista web (que no puede ser sino ésta).

Así que hay tantos buenos recuerdos y la pasamos tan bien haciéndola que, a pesar de que efectivamente sea un quemo, vale la pena darle el gusto a los escasos pero agradecidos seguidores y poner este .rar para que lo bajen y naveguen QT en sus casas (además del post nostálgico, por supuesto). Lamentablemente faltan algunos archivos (más que nada imágenes aunque también, lo más lamentable, el artículo de cine de Clara) y la evolución de los browsers hace que muchas cosas se vean aún peor de lo que ya se veía y que muchos de los easter eggs originales ya no funcionen. Pero no todo son malas noticias (?), como bonus track esta colección trae la inédita última columna del hipocondríaco, que el señor P. P. me entregó para el #11 y jamás vio la luz hasta hoy.

En 8 años, cuando los proyectos de hoy me parezcan una pendejada, lo único que no va a haber cambiado, parece, es la vocación indie, que viene desde pibe.