Caminaba por Retiro con Iván. Íbamos a lo de Ramiro. En eso se nos acerca un nene flacuchito que torpemente esconde su brazo derecho abajo de la remera celeste que lleva puesta. En un tono muy tímido, que me esfuerzo para entender, dice: "Esto es un asalto".
Ofendidísimo desde lo más profundo de mi ser social, lo reto con automatismo envidiable: "¡Qué va a ser un asalto!", le digo mientras muevo de arriba a abajo mi mano derecha con los cinco dedos tocándose las puntas.
El nene, despechado, se queda quieto, atrás mío, con el dedo índice extendido aún abajo de la remera.
Por lo furtivo y murmurado Iván no entendió nada, se lo explico. Nos reímos.
Dos cuadras mas adelante un hombre le pide un cigarrillo a mi amigo. Esperando que los saque yo miro al hombre y me encojo de hombros. El hombre, de la nada, me dice: "no te preocupes que en esta parte nadie te va a robar".
-Iván ¿tanta cara de turista afanable tengo?
Ofendidísimo desde lo más profundo de mi ser social, lo reto con automatismo envidiable: "¡Qué va a ser un asalto!", le digo mientras muevo de arriba a abajo mi mano derecha con los cinco dedos tocándose las puntas.
El nene, despechado, se queda quieto, atrás mío, con el dedo índice extendido aún abajo de la remera.
Por lo furtivo y murmurado Iván no entendió nada, se lo explico. Nos reímos.
Dos cuadras mas adelante un hombre le pide un cigarrillo a mi amigo. Esperando que los saque yo miro al hombre y me encojo de hombros. El hombre, de la nada, me dice: "no te preocupes que en esta parte nadie te va a robar".
-Iván ¿tanta cara de turista afanable tengo?